miércoles, 15 de diciembre de 2010

01 - El petitorio

Vino la embajada: a la cabeza un enano, similar a un umpa lumpa, pero más rubiecito, y que respondía al nombre de Catalino Catriel. Más tarde informó que ese nombre era debido a su doble ascendencia, la nobleza rusa y los pueblos originarios.
A continuación dos gremlis de pelo negro y gomina, uno con raya hacia la izquierda, el otro, simétricamente peinado, hacia la derecha. Gruñían como para intimidar, pero eran poco creíbles. Ambos fumaban, el primero cigarrillos marca Lucky, el segundo, marca Strike. Nunca dijeron su nombre de manera inteligible, me referiré a ellos de acuerdo a la marca de su tabaco.
Completaban la pequeña comitiva el medio hermano de he-man, y dos o tres manatíes, pero esos hablaron poco y eran solo para hacer bulto. Creo que había algunos fantasmas, pero era fácil confundirlos con el humo de los gremlins.
El enano desenrrolló un papiro manchado de yerba mate, se aclaró un poco la voz y comenzó a hablar:
-Queremos poder pasear sin corbata, y disfrutar de momentos de ocio en lugares abiertos y arbolados.
-Muy bien -respondí yo- planten árboles entonces.
-Me parece que usted no entiende cabalmente el carácter de nuestra demanda.
-¿Desean muchos o pocos árboles?
(Ahí los gremlins gruñeron, pero no causaban demasiada inquietud)
-Queremos libertad -dijo el enano-
-Muy bien, denme su corbata y sean libres, y planten árboles y esperen a que crezcan
-Nos quisiéramos quedar con la corbata.
-Así sea entonces -le di una pala y una bolsa de semillas a cada uno de los integrantes de la comitiva-, y ahora a plantar árboles.

Así pasamos al primer intermedio, el enano había obtenido una respuesta favorable, pero sospechaba que en algún punto había salido perdiendo. Este pensamiento oscuro fue rápidamente olvidado mientras plantaba el tercer o cuarto árbol, y enfrentaba dolorosas ampollas en sus manos.

No estaba lejos de la realidad, no les había dado guantes. Es que un enano con exigencias no es simpático en días calurosos.

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