miércoles, 2 de febrero de 2011

15 - Aforismos del Baldomero

Las cortinas, por ejemplo, tienen esa cosa de dividir el interior del exterior, pero del lado de adentro. El espacio entre la cortina y el vidrio de la ventana queda convertido en un lugar intermedio, apto para pelusas y patas de lana.

Los osos tienen esa costumbre de ser osos, una especie de identidad rígida en su animalidad que sólo se convierte en simpática en los dibujitos animados.

El tedio del domingo es como empujar una piedra redonda y grande cuesta arriba en la neblina, lejos del principio y a distancia incierta del final. Uno no se puede retirar de la tarea porque la piedra va a aplastarlo.

Una medida adecuada para la preocupación es la cantidad de horas de sueño que sustrae.

La ropa interior dice mucho de una persona, las palabras también y ni les cuento las pestañas o la forma del lóbulo de las orejas. El otro día conocí la vida de alguien en base a la observación atenta y constante de la evolución de sus patas de gallo (en un muestreo al azar de fotos): fue niño, luego creció y llegó a viejo con cara de destruido.

Se vienen los cuentos, apenas Catalino deje de hacer berrinches (y de apretar la tecla delete cada vez que me detengo a nacer y morir).

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