Por la mañana entré al cuartito y no encontré a Catalino. Me llamó la atención, pero me dije que enhorabuena había decidido salir, ya que por mi parte quería mirar los árboles y golpear el bombo con los piqueteros.
Al regresar por la tarde, con el día sobre los hombros y un bastonazo con forma de sonrisa en la nuca, volví al cuartito para ver si encontraba a Catalino.
No estaba allí. Voy entonces al living, y reparo que las cortinas no están en su lugar.
Bajo el imperio de la sospecha, vuelvo a la habitación de Catalino. Al mirar hacia arriba, encuentro una crisálida hecha de retazos de cortinas amarillas. Recorriendo el lugar con atención, también hallé dos o tres bolitas negras en el piso. Mi conjetura es que son cositas muertas.
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