lunes, 5 de marzo de 2012

La extraña necesidad de sincerarse

Es una escena repetida. La gente al tiempo de conocerme me dice, en un tono de complicidad y amistad que es llamativo por el contenido del mensaje: "Cuando recién te conocí pensás que eras un boludo (o loco, o tipo raro), pero ahora me doy cuenta que sos copado".
Quizás lo extraño no es tanto que le resulte un idiota a los demás, después de todo, cualquier persona puede causar esa impresión con bastante facilidad.
Lo desconcertante es ese momento posterior de sinceridad. En mi fuero interno, últimamente, me pregunto qué necesidad hay de mencionar ese cambio de imagen respecto de mi persona. Se podría obviar, sin grave menoscabo al contenido del mensaje, la parte de "pensé que eras un boludo", y saltar directamente al momento de "llegué a la conclusión que sos un tipo copado". Pero no, parece ser imprescindible, o lo más importante del asunto, el indicar el equívoco en el juicio inicial. Al parecer hace que el interlocutor se sienta aliviado de sus prejuicios, y vuelva a creer en el género humano o algo por el estilo.
Secundariamente, intuyo que algo en mí parece autorizar, o reclamar, ese periódico arrebato de sinceridad... Se podrá decir que causo una especie de catarsitrofismo positivo? (aquel que sepa biología, descifre) Oh si, eso debe ser.

1 comentario:

  1. Al principio pense que eras un tipo serio, pero despues me di cuenta que estas mas loco que una cabra!jajajaj un abrazo, Fran.

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