viernes, 20 de julio de 2012

Ceci n'est pas une goma

-¡Es así como te digo, vos no entendés nada!
-Sólo digo que para historia es un poco floja.
-Es porque no entendés la poesía, te lo voy a volver a contar para ver si captás algo de las realidades profundas que se esconden en las superficies... y no sigo con palabras contradictorias porque me pongo cada vez más guatemalteco, asco existencial.
-Será porque sos un poco goma.
-Goma es otra cosa (mira buscando complicidad, todos los demás lo miran con cara de "claramente es un goma", pero él entiende que es respeto y reverencia). ¿Nunca te pasó que viajando en el subte miraras a alguien pensando que lo conocías, y a su vez esa persona te mirara, pensando que te conocía, pero después de mirarse unos segundos se dieran cuenta los dos que un parecido no es identidad?
-Me parece que detenerse en eso es muy de goma. ¿Acaso vos te entalcás los huevos para no pasparte?
-Me los entalco, pero por razones más profundas
(ahí dicen todos) -¡Es porque sos un goma!
-Realmente no sé como se deriva eso del entalcamiento de las partes pudendas. Gente muy respetable y poco goma se las entalca, por ejemplo Nelson Mandela.
-¿De donde sacaste que Nelson Mandela se entalca?
-Esas son cosas que trascienden, aunque no vamos a discutir por las precisiones de las fuentes de un ejemplo ilustrativo. Es más, en este acto declaro que todo hombre debe tener dos batas: una para vestir y otra para el mismo fin. También afirmo que los caracoles tienen caparazón levógira si se los mira del lado correcto, y que es mejor el invierno que el verano porque el invierno arrima a las personas al fuego y entre sí, y el verano lo hace solo con respecto a la pileta y eso es discriminativo si se evalúan las implicancias socioeconómicas del asunto. Digo finalmente que toda persona debe tener tres mudas de ropa, una para actividades deportivas, otra para vestir cotidianamente y una tercera para ocasiones que impliquen determinada alineación de los planetas, en particular marte y venus, ya que son los planetas del amor y la guerra.
-¿Acaso te entalcaste algo más?
-(indignado) ¡El talco -véritas- no se mancha!
-Perdón... me fui de rosca.
-Más te vale ubicarte, tarado.