viernes, 18 de noviembre de 2011

La insolencia de las palomas

El asunto, entonces, no es tanto contar una historia de pájaros, sino pensar la geografía de su mundo, evaluar la dirección de sus miradas y sentir la gravitación de sus aleteos. Discernir si sus defecaciones son dirigidas, o son análogas al juego infantil de escupir por los balcones para ver si le cae el gargajo a algún transeúnte.Así la cosa, había un palomo que estaba queriendo merecer. Había aprendido con esfuerzo y tenacidad una multiplicidad de arrullos y hululeos.
Se buscó una señora paloma por su zona de influencia. La empezó a cortejar bailando en círculo sobre sí mismo, mientras la bicha en cuestión picoteaba alguna porquería del piso. Profirió algunos arrullos intrincados e hinfló el plumaje de su pecho, a la par que continuaba la alocada danza del círculo. La palomita seguía picoteando porquerías. Luego, ella levantó vuelo, mientras el instruido palomo seguía girando enloquecido. Algunas horas después el palomo se murió.
Dicen que eso es metáfora de la vida de las golondrinas, que la vida de las golondrinas es metáfora de la vida de los perros, y que la vida de los perros es metáfora de la vida de los hombres (en general omitiendo la parte de oler traseros, pero con la fijación escópica aún activa).

lunes, 7 de noviembre de 2011

Contundente (o el arte de decir nada)

Escribir utilizando referencias oscuras y alegorías sutiles es un oficio que requiere entrenamiento en el arte de la redacción en un espacio mayor de tres párrafos. Puesto que espero sin que haya ningún acuerdo siquiera tácito de encuentro, simplemente voy a determinar ciertas concordancias, indicar direcciones posibles o tratar de clarificar coordenadas confusas. Es que en afán de complejizar, muchas veces multiplicar las definiciones produce precisiones multívocas que maldisponen al lector más accesible.
Delimitando entonces, ciertos ordenamientos atmosféricos me indican que me voy a morir de calor en los próximos meses, que en un altillo se está más cerca del sol, y que las fantasías diurnas o nocturnas se comban con la exposición a temperaturas elevadas. Este parlamento no es ocioso, sino que orienta a la búsqueda de soluciones no tan zumbonas.
Que cosa esta de no decir nada para huirle al sueño, que siempre es mejor presente que ausente, aunque creo que diferenciar el acto del anhelo no lo hace menos prescindible que una caja de fósforos comprada en un supermercado chino, y eso es poco decir.
En fin, para quien sepa leer en los intersticios, esto es todo un contundente manifiesto, para quien no, procure entretenerse en las palabras que fueron escogidas más por su asonancia que por su sentido.