Imagen de una chinchilla
Desde un poco más de distancia, todos se ven como enanos. Pero no se llega a escuchar su canto, más peligroso que el de las sirenas. Es que una cosa es morirse y otra no querer vivir. La segunda más jodida que la primera, la primera más habitual e irremediable que la segunda.
La nave viaja a velocidades cercanas a la de la luz, y la luz es demasiado maleducada como para saludar, o al menos tocar bocina cuando pasa. Claramente peor para el sol, pero no un sol sabinesco, sino el de rizos dorados que no destiñe en Mc Donalds y seguramente desconoce las frenys.
El pasaje de los cielos celestes hacia el negro y las estrellas.